Novena a San José dormido día 2

Novena a San José dormido día 2
Audio Novena a San José dormido día 2

San José fue escogido por Dios para cuidar
lo más sagrado: Jesús y María.
Podemos acudir a él con plena confianza.

Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo,
Amén.

San José, fiel custodio de Jesús y María,
intercede por la salvación del alma mía.

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío;

por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;


también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta.


Amén

San José, varón humilde,
tú que aceptaste tu papel sin buscar reconocimientos ni honores,
enséñanos a vivir con sencillez y a buscar siempre lo que agrada a Dios.

Intercede por nosotros para que renunciemos al orgullo,
a las apariencias y a la necesidad de ser vistos.

Concédenos un corazón humilde,
que sepa servir sin buscar reconocimiento
y que me alegre con el bien de los demás.

San José, gracias por mostrarnos con tu vida
lo que significa amar en silencio,
con entrega y sin necesidad de reconocimiento.


Amén.

San José no fue un hombre de palabras, sino de actos. No anduvo dando discursos, ni buscó protagonismo. En el relato evangélico, no encontramos una sola frase dicha por él, y sin embargo, su vida entera habla de una humildad profunda. Fue el custodio del misterio más grande de la historia, y lo vivió sin alardes.

La humildad de San José no era falta de carácter sino fortaleza interna. Supo ocupar su lugar sin envidia ni reclamos. Supo reconocer que la grandeza no se mide por lo visible, sino por la fidelidad a lo que Dios nos confía.

Al contemplarlo dormido, podemos pedirle que nos libere del deseo de figurar, y que nos enseñe a vivir para servir, confiando en que Dios ve lo que nadie ve.

Amén

Oh San José, eres un hombre
muy favorecido por el Altísimo.
El ángel del Señor se te apareció en sueños,
mientras dormías, para advertirte
y guiarte en el cuidado de la Sagrada Familia.
Eras silencioso y fuerte,
un protector leal y valiente.

Querido San José,
mientras descansas en el Señor,
confiado en su poder
y bondad absolutos, mírame.
Por favor, toma mi necesidad

(Mencione su solicitud)

en tu corazón, sueña con ella
y preséntasela a tu Hijo.

Ayúdame entonces, buen San José,
a escuchar la voz de Dios,
a levantarme y actuar con amor.
Alabo y agradezco a Dios con alegría.
San José, te amo.

Amén.

Repetir con fe el pedido que le hacemos a San José

Puedes escribirlo y ponerlo junto a una estampita o estatua de San José

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R/
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R/
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

Padre mío San José,
Dios Padre te escogió,
a María por esposa te dió,
y a Jesús como hijo concedió,
y de su Espíritu Santo te llenó.
Yo, miserable pecador,
me confió a tu amor
y te doy mi corazón,
mi poder, tener y placer,
para tu bendición obtener.
De tus gracias lléname,
al cielo llévame,
del mal protégeme,
mis heridas sana,
de tus bienes cólmame
y en tu corazón guárdame,
Padre mío San José.

Ruega por nosotros

R/ para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,

Amén.

Novena a San José dormido

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