Novena a San José dormido día 9

Confía a tu familia al custodio de la Sagrada Familia y pide por la paz y el amor en tu hogar.

Novena a San José dormido día 9
Audio Novena a San José dormido día 9

Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo,
Amén.

San José, fiel custodio de Jesús y María,
intercede por la salvación del alma mía.

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío;

por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;


también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta.


Amén

San José, guardián de la Sagrada Familia,
tú que protegiste a Jesús y a María con amor y entrega,
enséñanos a cuidar nuestras familias con la misma dedicación,
haciendo de nuestro hogar un espacio de fe y unidad.

Intercede por quienes viven momentos difíciles,
por los hogares que enfrentan heridas, divisiones o soledad.
Que tu ejemplo de ternura y fortaleza ayude a construir
relaciones llenas de respeto y amor.

Danos sabiduría para ser paz en nuestra familia,
paciencia para entender a quienes nos rodean
y humildad para aprender a perdonar.

Gracias por ser guía silenciosa en la casa de Nazaret,
y protector fiel de todas las familias del mundo.


Amén.

San José fue el pilar silencioso de su familia.
No buscó ser el centro, pero su amor fue el sostén de Jesús y María.
Con su trabajo, su dedicación y su fe, les ofreció
seguridad y paz, sin esperar nada a cambio.

Hoy, muchas familias pasan por dificultades.
Falta tiempo para escucharse, para comprenderse, para sanar heridas.
Pero José nos enseña que el amor verdadero no necesita grandes palabras
ni gestos extraordinarios.

Si hoy tu familia pasa por momentos difíciles, míralo descansar tranquilo.
Pídele que interceda por cada padre, madre, hijo y abuelo,
para que el amor siempre sea más fuerte que cualquier problema.

Amén

Oh San José, eres un hombre
muy favorecido por el Altísimo.
El ángel del Señor se te apareció en sueños,
mientras dormías, para advertirte
y guiarte en el cuidado de la Sagrada Familia.
Eras silencioso y fuerte,
un protector leal y valiente.

Querido San José,
mientras descansas en el Señor,
confiado en su poder
y bondad absolutos, mírame.
Por favor, toma mi necesidad

(Mencione su solicitud)

en tu corazón, sueña con ella
y preséntasela a tu Hijo.

Ayúdame entonces, buen San José,
a escuchar la voz de Dios,
a levantarme y actuar con amor.
Alabo y agradezco a Dios con alegría.
San José, te amo.

Amén.

Repetir con fe el pedido que le hacemos a San José

Puedes escribirlo y ponerlo junto a una estampita o estatua de San José

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R/
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R/
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

Padre mío San José,
Dios Padre te escogió,
a María por esposa te dió,
y a Jesús como hijo concedió,
y de su Espíritu Santo te llenó.
Yo, miserable pecador,
me confió a tu amor
y te doy mi corazón,
mi poder, tener y placer,
para tu bendición obtener.
De tus gracias lléname,
al cielo llévame,
del mal protégeme,
mis heridas sana,
de tus bienes cólmame
y en tu corazón guárdame,
Padre mío San José.

Ruega por nosotros

R/ para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

San José Dormido,
después de estos nueve días de oración junto a ti,
queremos darte gracias por tu presencia paterna, fiel y protectora.

Hemos recorrido, uno a uno, los lirios que florecieron en tu alma:
la obediencia que no exige explicaciones,
la humildad que no busca ser vista,
la fe que se mantiene aún en la oscuridad,
la fortaleza que sostiene en la prueba,
la esperanza que no se rinde,
la prudencia que sabe esperar,
el silencio que escucha a Dios,
el trabajo vivido como ofrenda,
y el amor familiar que custodia la vida.

Te pedimos, San José, que sigas velando por nosotros mientras dormimos,
que presentes nuestras intenciones ante el Padre
y que nos enseñes a abandonarnos cada día en la voluntad de Dios.

Ampara nuestras familias, consuela nuestras heridas,
y fortalece nuestra fe para que también nosotros
sepamos descansar en Dios y dejarnos guiar por su Espíritu.

San José, padre dormido y vigilante,
ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestro descanso final.

Amén.

En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,

Amén.

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