Primer domingo a San José

San José sufre ante el misterio de María, pero se llena de paz al recibir la luz del cielo.

Primer domingo a San José: Presentación del Niño Jesús en el templo. San José y la Virgen María lo ofrecen a Dios mientras el sacerdote lo bendice.
Audio primer domingo a San José

Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo,
Amén.

San José, fiel custodio de Jesús y María,
intercede por la salvación del alma mía.

Señor mío Jesucristo,
Dios y Hombre
verdadero, mi Redentor.


Por ser quién eres, bondad infinita,
y porque te amo
sobre todas las cosas,

me arrepiento de todo corazón
de haberte ofendido.


Lo hago porque no quiero cargar
con las penas del infierno.


Ayudado de tu divina gracia,
propongo firmemente
nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta.


Amén

Glorioso Patriarca San José,
eficaz consuelo de los afligidos y
seguro refugio de los moribundos;
dignaos aceptar el obsequio
de este ejercicio que voy a rezar
en memoria de vuestros
siete dolores y gozos.


Y así como en vuestra feliz muerte,
Jesucristo y su madre María
os asistieron y consolaron
tan amorosamente
,


así también vos, asistidme
en aquel trance, para que,
no faltando yo a la fe,
a la esperanza y a la caridad,
me haga digno,

por los méritos de la sangre
de nuestro Señor Jesucristo
y vuestro patrocinio,


de la consecución de la vida eterna,
y por tanto de vuestra
compañía en el Cielo.


Amén.

cuando estaba dispuesto a repudiar a su Inmaculada Esposa.

«El nacimiento de Jesucristo fue así:
Estando desposada María su madre con José, 
antes que se juntasen, se halló que
había concebido del Espíritu Santo.»

(Mateo 1,18)

cuando el Arcángel le reveló el sublime misterio de la Encarnación.

«Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo:

José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer,
porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, 
porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»

(Mateo 1, 20-21)

Oh castísimo esposo de María, glorioso San José,
qué aflicción y angustia llenaron tu corazón cuando, en tu perplejidad,
no sabías si debías abandonar a tu esposa sin mancilla.
Pero ¡cuál no fue también tu alegría cuando el ángel
te reveló el gran misterio de la Encarnación!

Por este dolor y este gozo, acompáñanos siempre, ¡ayúdanos!,
en nuestras grandes o pequeñas noches oscuras del alma,
cuando no entendamos los designios de Dios
o no sepamos descubrir su amabilísima Voluntad
en los sucesos de cada día. Ayúdanos a ser humildes,
a permanecer en oración, incluso en los momentos
de mayor incertidumbre, para que, fieles, alcancemos
la gracia de la perseverancia final.
Que agradezcamos al Señor cada instante de nuestra existencia,
seguros de que siempre hay una tarea importante
que cumplir en la obra de la Redención.

San José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús, ruega por nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R/
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R/
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

Ruega por nosotros, San José

R/
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Dios, que con inefable providencia
te dignaste elegir al bienaventurado José
por esposo de tu Santísima Madre:
concédenos que, pues le veneremos
como protector en la tierra,
merezcamos tenerle como intercesor en los cielos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén

En el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo,

Amén.

Domingos a San José

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