Segundo domingo a San José

San José y María no encuentran posada, pero se alegran al ver nacer al Salvador en un pesebre humilde.

Segundo domingo a San José: Presentación del Niño Jesús en el templo. San José y la Virgen María lo ofrecen a Dios mientras el sacerdote lo bendice.
Segundo domingo de los siete domingos en honor a San José

Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,
Amén.

San José, fiel custodio de Jesús y María,
intercede por la salvación del alma mía.

Señor mío Jesucristo,
Dios y Hombre
verdadero, mi Redentor.


Por ser quién eres, bondad infinita,
y porque te amo
sobre todas las cosas,

me arrepiento de todo corazón
de haberte ofendido.


Lo hago porque no quiero cargar
con las penas del infierno.


Ayudado de tu divina gracia,
propongo firmemente
nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta.


Amén

Glorioso Patriarca San José,
eficaz consuelo de los afligidos y
seguro refugio de los moribundos;
dignaos aceptar el obsequio
de este ejercicio que voy a rezar
en memoria de vuestros
siete dolores y gozos.


Y así como en vuestra feliz muerte,
Jesucristo y su madre María
os asistieron y consolaron
tan amorosamente
,


así también vos, asistidme
en aquel trance, para que,
no faltando yo a la fe,
a la esperanza y a la caridad,
me haga digno,

por los méritos de la sangre
de nuestro Señor Jesucristo
y vuestro patrocinio,


de la consecución de la vida eterna,
y por tanto de vuestra
compañía en el Cielo.


Amén.

Al ver nacer al niño Jesús en la pobreza.

«Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron».

(Juan 1,11)

Al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.

«Fueron a toda prisa, y encontraron a María, a José y al Niño acostado en el pesebre»

(Lucas 2,16)

Oh santísimo San José, protector de Jesús, qué dolor experimentaste al ver al Niño Jesús nacido en pobreza, mientras tú no podías ofrecerle más que un humilde pesebre. Pero ¡cuál no fue tu alegría cuando viste a los pastores y a los ángeles venir a adorarlo!

Por este dolor y este gozo, acompáñanos siempre, ¡ayúdanos!, a ver a Cristo en los pobres y necesitados, y a ofrecer todo lo que tenemos con amor. Ayúdanos a valorar la sencillez y la humildad, y a confiar en que Dios provee en todo momento y lugar.

San José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús, ruega por nosotros.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R/
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R/
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

Ruega por nosotros, San José

R/
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Dios, que con inefable providencia
te dignaste elegir al bienaventurado José
por esposo de tu Santísima Madre:
concédenos que, pues le veneramos
como protector en la tierra,
merezcamos tenerle como intercesor en los cielos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén

En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,

Amén.

Domingos a San José

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