Peregrinos de la esperanza
año jubilar 2025
Serie semillas de esperanza
Cuarta semilla : Volver a nuestras raices
Padre Reegan Soosai, CMF
Misionero Claretiano
“Volver a nuestras raíces nos da identidad, propósito y esperanza. Ya sea reconectándonos con nuestra tierra, nuestras tradiciones o nuestra fe, las raíces fuertes nos permiten florecer y superar los desafíos de la vida.”

¡Queridos peregrinos de Esperanza del año jubilar 2025!
Un proverbio africano dice:
“La fuerza de un árbol está en sus raíces. No importa cuán alto crezca un árbol, sus hojas siempre caerán a sus raíces.”
Esto nos recuerda la importancia de estar arraigados: volver a nuestras raíces para mantenernos firmes y esperanzados.
“Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto en su tiempo y su hoja no cae; y todo lo que hace prosperará.
(Salmo 1:3)”
Las raíces fuertes garantizan fuerza y frutos en nuestra vida. Una persona que no conoce sus raíces no puede hacer crecer ramas fuertes. ¿Conoces tus raíces? ¿Cuáles son?
Para quienes vivimos lejos de nuestra tierra natal, regresar a casa, aunque sea por poco tiempo, es una experiencia llena de alegría y emoción, casi mágica.
Los pueblos indígenas de Canadá encarnan esta idea maravillosamente con su “Terapia de la Tierra,” una práctica que reconecta a las personas con su tierra y comunidad para restaurar su bienestar espiritual y emocional. Esto refleja la verdad bíblica en el libro de Levítico:
“La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra es mía; ustedes son extranjeros y residentes para conmigo.
(Levítico 25:23)”
Reconectarse con la tierra refleja una profunda conexión con el propósito de Dios para nosotros.
En mi trabajo como terapeuta e interventor en crisis existenciales, a menudo animo a las personas a llevar un objeto tangible de su tierra natal, como un pequeño trozo de madera o tierra. Personalmente, tengo una cruz hecha con madera de mi pueblo. Este símbolo me recuerda mis raíces y me ayuda a mantenerme arraigado.
El Evangelio de hoy nos relata el regreso de Jesús a su pueblo natal, Nazaret. El apostol Lucas, narra cómo Jesús leyó el rollo del profeta Isaías en la sinagoga y proclamó:
“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos, a proclamar el año del favor del Señor.
(Lucas 4:16-21)”
Al volver a sus raíces, Jesús no solo reconectó con su comunidad, sino que también reveló su misión divina de sanar, liberar y anunciar el Reino de Dios.
¿Cuál es tu hoja de ruta en la vida? ¿Cuál es tu manifiesto?
¿Cómo puede el regreso a tus raíces traer esperanza y servir como semilla de esperanza para otros?
Aquí hay cinco formas en las que la esperanza y nuestras raíces están entrelazadas:
1. Identidad y Propósito:
Volver a nuestras raíces—ya sean culturales, familiares o espirituales—nos reconecta con quienes realmente somos. Esto fortalece nuestra identidad y nos da claridad sobre nuestros valores y propósito. El libro de los Proverbios nos recuerda:
“No traspases los linderos antiguos que pusieron tus padres
(Proverbios 22:28)”
Instándonos a respetar y extraer fuerza de nuestra herencia.
2. Fuerza en la Tradición:
Nuestras raíces están cargadas de tradiciones que han perdurado a lo largo del tiempo. Estas tradiciones nos enseñan que los desafíos del pasado fueron superados, ofreciéndonos inspiración y herramientas para enfrentar nuestras propias dificultades con esperanza. Como se exhorta en la Segunda Carta a los Tesalonicenses:
“Así que, hermanos, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que los transmitimos, ya sea de palabra o por carta.
(Tesalonicenses 2:15)”
3. Resiliencia a Través de la Historia:
Las historias de nuestros antepasados a menudo reflejan resiliencia. Reflexionar sobre cómo las generaciones anteriores superaron sus luchas nos inspira a perseverar. Como escribió Pablo en la Carta a los Romanos:
“También nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter, esperanza.
(Romanos 5:3-4)”
4. Conexión con una Historia Más Grande:
Reconectarse con nuestras raíces nos vincula con algo más grande: nuestras familias, comunidades y fe. Este sentido de pertenencia fomenta la esperanza, ya que nos vemos como parte de la gran narrativa de Dios. En la carta a los Efesios se nos recuerda:
“Así que ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.
(Efesios 2:19)”
5. Renovación Espiritual:
Volver a nuestras raíces espirituales renueva nuestra relación con Dios. Esta renovación ofrece una esperanza profunda, reafirmando nuestra confianza en un poder superior. Jesús mismo demostró esto cuando a menudo se retiraba a orar en soledad (Lucas 5:16), reconectándose con su Padre para recibir guía y fuerza.
Peregrinos de Esperanza, cuando nos sentimos perdidos o abrumados, volver a nuestras raíces es como regresar a un manantial de vida.
Como promete el profeta Jeremías:
“Bendito el hombre que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente.
(Jeremías 17:7-8)”
En nuestras raíces encontramos las semillas de esperanza que pueden florecer nuevamente, llenándonos de gozo y fortaleza para el camino que tenemos por delante.
¡Así que siempre para adelante con esperanza!
¡Somos peregrinos de la esperanza!
¡Que viva la esperanza!