Peregrinos de la esperanza
año jubilar 2025
Serie Semillas de Esperanza
Segunda semilla: Tomar iniciativas
Padre Reegan Soosai, CMF
Misionero Claretiano
"El Año Nuevo nos invita a caminar como peregrinos de esperanza, guiados por la fe y fortalecidos por la paz de Dios."

¡Queridos peregrinos de Esperanza del año jubilar 2025!
En la vida estamos llamados a tomar iniciativas para mejorar nuestro bienestar personal, físico, profesional, económico, relacional, emocional y espiritual. Estas acciones pueden ser tanto pequeñas como significativas. A veces tenemos éxito, y otras veces fracasamos. Sin embargo, la lección más importante es no dejar nunca de actuar, porque en cada iniciativa está la semilla de la esperanza.
Tomar iniciativas
Dios Padre mismo tomó la primera iniciativa al crearnos a su imagen y semejanza (Génesis 1:27). Este acto divino nos recuerda que somos bellos y preciosos a sus ojos (Isaías 43:4). Asimismo, el mismo Dios Creador tomó la iniciativa definitiva al redimirnos, enviando a su Hijo único al mundo por amor, para salvarnos y demostrar que el amor siempre triunfa (Juan 3:16).
“Jesús tomó la iniciativa de acoger a los marginados, curar los corazones rotos y mostrar compasión a los necesitados”
Jesús también fue un modelo de iniciativas que dan vida. Tomó la iniciativa de acoger a los marginados, curar los corazones rotos y mostrar compasión a los necesitados. Como leemos en el evangelio de Mateo:
“Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la buena nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia
Mateo 9:35”
También tomó la iniciativa de llamar a sus discípulos para que le siguieran y compartieran su misión (Mateo 4:19). En el Evangelio de hoy, vemos un poderoso ejemplo de Jesús tomando la iniciativa de ser bautizado por Juan el Bautista (Mateo 3:13-17), marcando así el comienzo de su ministerio público.
Reflexionar y actuar
¿Qué iniciativas piensas tomar hoy, esta semana, este mes o este año? ¿Te esfuerzas por crecer en todos los aspectos de tu vida: personal, físico, profesional, económico, relacional y espiritual?
¿Tienes el valor de salir de tu zona de confort y llevar vida y esperanza a los demás? Como nos recuerda san Pablo:
“No se cansen de hacer el bien, porque a su debido tiempo recogeremos la cosecha si no nos damos por vencidos
(Gálatas 6:9)”
En mi vida he tomado muchas iniciativas. Algunas han dado fruto; otras no. En los momentos de éxito, he dado gracias a Dios. En los momentos de fracaso, también he agradecido por las lecciones aprendidas, porque como encontramos en el libro de los Romanos:
“el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, carácter; y el carácter, esperanza
(Romanos 5:3-4)”
Entre mis iniciativas están componer canciones, escribir reflexiones, dibujar y profundizar en mi vida espiritual. Estas son mis humildes maneras de plantar semillas de esperanza en el mundo.
Un llamado a la justicia, la paz y la reconciliación
¿Estás tomando iniciativas que promuevan la paz, la justicia y la reconciliación? Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser pacificadores, porque como nos dice el apostol Mateo:
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios
(Mateo 5:9)”
Reflexión: La conexión entre la esperanza y la toma de iniciativas
La esperanza y la toma de iniciativas están profundamente interconectadas, como las dos caras de una misma moneda. La esperanza nos da el valor para actuar, mientras que actuar refuerza y sostiene nuestra esperanza. Juntas, generan un ciclo de renovación, resiliencia y transformación.
La esperanza es el fundamento de las iniciativas: una fuerza activa que nos asegura que, a pesar de los retos, el futuro ofrece posibilidades de crecimiento, sanación y realización. Como escribe san Pablo:
“La esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo
(Romanos 5:5)”
Cuando tomamos iniciativas, expresamos esta esperanza. Un agricultor siembra semillas con la esperanza de una cosecha; un artista comienza una obra maestra con la esperanza de terminarla; un padre cría a un hijo con la esperanza de verlo florecer. En todas estas acciones, la esperanza es el motor invisible.
Tomar iniciativa: La manifestación de la esperanza
Tomar iniciativas es la esperanza hecha visible. Refleja nuestra disposición a seguir adelante, incluso sin garantías de éxito. Cuando Jesús llamó a sus discípulos, curó a los enfermos o caminó hacia el Calvario, demostró esperanza en acción: esperanza en el plan del Padre y en el triunfo del amor.
La Biblia está llena de historias de personas que actuaron movidas por la esperanza:
• Noé construyó el arca, confiando en la promesa de salvación de Dios (Génesis 6-9).
• Abraham partió hacia una tierra desconocida, confiando en la alianza de Dios (Génesis 12:1-4).
• María dijo «sí» a la voluntad de Dios, confiando en su promesa de traer la salvación al mundo a través de ella (Lucas 1:38).
“En todos estos casos, la esperanza inspiró iniciativas audaces, y estas acciones profundizaron su esperanza.”
Esperanza e iniciativas en la vida cotidiana
En nuestra vida cotidiana, la esperanza y las iniciativas se entrelazan de manera sencilla pero profunda:
• Cuando nos esforzamos por reparar una relación rota, actuamos con la esperanza de reconciliación.
• Cuando perseguimos una nueva habilidad o carrera, esperamos crecer y realizarnos.
• Cuando tendemos la mano para ayudar a alguien necesitado, esperamos llevar luz a su oscuridad
“Cada iniciativa es una semilla plantada con esperanza, confiando en que Dios la bendecirá y hará crecer
(1 Corintios 3:7)”
Recordemos que toda iniciativa buena y vivificante está inspirada por el Espíritu Santo, que es nuestro guía y abogado (Juan 14:26). Es el principal motivador de las ideas creativas y transformadoras.
Demos gracias al Espíritu Santo y permanezcamos abiertos a sus inspiraciones, porque es la fuerza vivificadora que nos da fuerza para seguir adelante
¡Somos peregrinos de la esperanza!
¡Que viva la esperanza!