Peregrinos de la esperanza
año jubilar 2025
Serie semillas de esperanza
Sexta semilla: Renunciar a todo
Padre Reegan Soosai, CMF
Misionero Claretiano
“Renunciar al ego nos permite encontrar nuestra verdadera identidad en Cristo, viviendo con esperanza y humildad al confiar en el plan divino.”

¡Queridos peregrinos de Esperanza del año jubilar 2025!
“¿Crees que dejarlo todo es una buena semilla de esperanza?
¿Estás dispuesto a renunciar a todo para ser tú mismo y cumplir la Misión que Dios te ha encomendado o, en términos seculares, estás dispuesto a renunciar a todo para introducir algunos cambios en la sociedad y ser feliz tú mismo?
En caso afirmativo, ¿qué es lo que te lo impide?”
Mis queridos Peregrinos de la Esperanza,
En el Evangelio de este domingo, vemos a Jesús llamando a sus discípulos para que le siguieran. Ellos después de experimentar el milagro de una buena pesca, lo dejaron todo sin dudar y decidieron seguirle.
A lo largo de nuestra vida personal, intentamos crear un ego falso y después a veces pensamos que es real y nos consideramos un pequeño Dios. Es maravilloso ver cómo se entrelaza nuestra propia historia personal con la gran obra de salvación que Dios realiza en nosotros.
Recuerdo haber renunciado a la bebida coco cola y a otros refrescos porque no son buenos para la salud y al mismo tiempo es un compromiso social que asumí, cuando era estudiante de teología en España, después de saber cuántos ríos y aguas se dañan para fabricar esos productos. Puede que no tenga un impacto significativo en una empresa, pero a mí me aporta alegría y paz.
Ayuné 5 días dejando de comer porque quería experimentar en mi propio cuerpo lo que experimentan los pobres cuando no tienen nada que comer.
Todos comprendemos que abandonar los malos hábitos nos ayuda a acercarnos a Dios.
“¿Cuáles son tus malos hábitos?
¿En qué situaciones o relaciones te sientes atrapado, repitiendo patrones negativos?
Pídele a Dios fuerza y sabiduría para abandonar estos habitos destructivos.”
Como he dicho antes, en nuestro camino de fe, una de las mayores luchas a las que nos enfrentamos es superar el falso ego: el orgullo egocéntrico que nos hace pensar que tenemos el control, que somos independientes y que nos bastamos a nosotros mismos.
Este ego nos ciega ante la verdad de que nuestra fuerza, sabiduría y existencia provienen de Dios. Cuanto más nos aferramos a nosotros mismos, menos espacio dejamos para que Cristo habite en nosotros.
Jesús nos llama a una vida de humildad y vaciamiento de nosotros mismos. Él mismo, aunque siendo un ser divino,
«se despojó de sí mismo, tomando forma de siervo» (Filipenses 2:7).
Si realmente deseamos hacer crecer a Jesús en nosotros, debemos seguir su ejemplo, renunciando a nuestro ego, orgullo y voluntad propia. Esto significa dejar de lado la necesidad de controlar todo y la ambición personal. En su lugar, debemos abrazar un corazón de servicio y bien común.
“Abandonar el falso ego no significa perder nuestra identidad, sino encontrar nuestra verdadera identidad en Cristo. Cuando permitimos que Jesús eche raíces en nuestros corazones, Su amor nos transforma.”
Sus pensamientos se convierten en nuestros pensamientos, su voluntad se convierte en nuestra voluntad, y su forma de vida se convierte en nuestra forma de vida.
San Pablo expresa bellamente esta transformación:
«Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gálatas 2,20).
Como la esperanza nos ayuda a salir de nuestro falso ego:
“1. El falso ego crea ilusiones, mientras que la esperanza cristiana nos ancla en la verdad”
El falso ego nos dice que somos autosuficientes y que tenemos el control, haciéndonos confiar en cosas temporales: riqueza, estatus, poder y prestigio. Pero estas cosas son inestables y efímeras. Cuando fracasan, sobreviene la desesperación.
La esperanza cristiana, en cambio, tiene sus raíces en el amor inmutable de Dios. Nos enseña a confiar en que, pase lo que pase, el plan de Dios es para nuestro bien final (Romanos 8:28).
“2. Renunciar al ego lleva a depender de la fuerza de Dios”
El orgullo nos hace pensar que debemos resolver todos nuestros problemas solos. Cuando nos desprendemos de nuestro ego, aceptamos con humildad que necesitamos la ayuda de Dios y la de lo demás.
La esperanza cristiana se construye sobre esta dependencia: sobre la creencia de que Dios está con nosotros en cada lucha y que su gracia nos basta (2 Corintios 12:9).
“3. Dejar ir el ego nos ayuda a centrarnos en la vida eterna”
Un ego falso está apegado al mundo, pero la esperanza cristiana eleva nuestros ojos hacia el cielo. Cuando renunciamos a nuestro orgullo, comprendemos que nuestro verdadero hogar no está aquí, sino en la eternidad con Cristo.
Esta esperanza nos permite vivir con alegría, incluso en las pruebas, sabiendo que:
«nuestra ciudadanía está en los cielos» (Filipenses 3:20).
¿Cómo permitimos que Jesús crezca en nosotros?
“1. Oración diaria”
Ofrecernos a Dios cada día, pidiéndole que tome el control de nuestros pensamientos, palabras y acciones.
“2.Humildad en la Acción”
Buscando no ser servido, sino servir, tal como Cristo lo hizo.
“3.Perdón y Amor”
Dejando ir el resentimiento y el orgullo, y eligiendo el amor en cada situación.
“4.Vivir la Palabra de Dios”
Meditando en las Escrituras y permitiendo que moldeen nuestras vidas.
“5.Recibir los Sacramentos”
Especialmente la Eucaristía y la Reconciliación, que nos fortalecen y purifican.
La esperanza cristiana nos llama a confiar, no en nosotros mismos, sino en Dios, en sus promesas, su gracia y su plan perfecto para nuestras vidas.
Cuando nos vaciamos de ego y dejamos espacio para Jesús, nos convertimos en su presencia viva en el mundo. Su luz brilla a través de nosotros, y nos convertimos en verdaderos discípulos, irradiando Su amor a todos los que encontramos.
Que tengamos la gracia de decir con San Pablo:
«Para mí, vivir es Cristo» (Filipenses 1:21).
¡Somos peregrinos de la esperanza!
¡Que viva la esperanza!