Peregrinos de la esperanza
año jubilar 2025
Serie semillas de esperanza
Semilla 38: La Justicia
Padre Reegan Soosai, CMF
Misionero Claretiano
La justicia cristiana es amar con verdad: dar a cada uno lo suyo, guiados por Dios, la misericordia y la esperanza.

Queridos peregrinos de Esperanza del año jubilar 2025!
¿Qué viene a tu mente cuando piensas en la justicia?
¿Alguna vez has sido maltratado o tratado con injusticia?
¿Cuál fue tu reacción?
¿Crees que eres una persona justa?
¿Es posible una justicia política, judicial y social verdadera, o sigue siendo solo un bello sueño humano?
Reflexionemos juntos sobre la justicia como semilla de esperanza.
Comencemos con esta premisa:
“Ninguna sociedad es perfecta y ningún sistema político es infalible — ni la democracia, ni la dictadura, ni la monarquía constitucional.”
Al final del día, todos somos seres humanos falibles, marcados por nuestras aspiraciones, ambiciones egoístas y actitudes de indiferencia.
La justicia en el Catecismo de la Iglesia Católica
En la enseñanza católica, la justicia es considerada una de las virtudes cardinales.
Referencias principales: CIC 1807, 2411–2419, 1928–1948
Definición de justicia (CIC 1807)
“La justicia es la virtud moral que consiste en la voluntad constante y firme de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido.”
Justicia hacia Dios
Se expresa en la religión: culto y fidelidad.
Justicia hacia los demás
Respeto de los derechos de cada persona y armonía en las relaciones humanas.
Tipos de justicia (CIC 2411)
Justicia conmutativa
Equidad en los intercambios entre personas (contratos, honestidad, restitución).
Justicia distributiva
Lo que la sociedad debe a los individuos (distribución justa de bienes, oportunidades y cargas).
Justicia legal
Lo que los individuos deben a la sociedad (obediencia a las leyes y contribución al bien común).
Dimensión social (CIC 1928–1948)
- La sociedad debe basarse en el respeto a la dignidad humana, la igualdad y el bien común.
- La justicia es inseparable de la solidaridad y la caridad.
“La sociedad asegura la justicia social cuando da las condiciones que permiten a las asociaciones y a las personas obtener lo que les corresponde según su naturaleza y su vocación.”
CIC 1928
Referencias principales: CDSI 201–208, 380–382, 408–416
La justicia como principio fundamental
La justicia es uno de los cuatro principios permanentes de la doctrina social de la Iglesia, junto con la dignidad humana, el bien común y la solidaridad.
“La justicia consiste en la voluntad constante y firme de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido.”
CDSI 201
Dimensiones sociales y estructurales
La justicia va más allá de una virtud personal: tiene expresiones sociales e institucionales.
"Una sociedad justa garantiza que sus leyes, instituciones y estructuras promuevan la dignidad humana y el bien común".
Tres dimensiones (ampliadas)
Justicia conmutativa
Equidad entre individuos.
Justicia distributiva
Lo que la sociedad debe a las personas (recursos, derechos, bienestar).
Justicia legal
Los deberes de los ciudadanos hacia la sociedad.
Justicia social
El Compendio añade la justicia social, que integra las tres anteriores y asegura que las instituciones estén al servicio de la persona.
Justicia y caridad
La justicia es la medida mínima del amor; la caridad la perfecciona y la lleva a plenitud.
“La caridad va más allá de la justicia, pero nunca puede faltar la justicia.”
CDSI 206
Justicia y paz
Sin justicia —social, económica e internacional— no puede haber paz duradera.
“La paz es fruto de la justicia.”
CDSI 494; cf. Isaías 32,17
Perspectiva bíblica de la justicia
Pasemos ahora a contemplar la justicia desde una perspectiva bíblica y teológica, fiel a la Sagrada Escritura y a la tradición católica.
Antiguo Testamento: la justicia como fidelidad a la alianza
En las Escrituras hebreas, la justicia (צֶדֶק ṣedeq / מִשְׁפָּט mishpāṭ) no se limita a la equidad legal: se trata de vivir en recta relación con Dios y con los demás.
Justicia y rectitud son inseparables
- Mishpāṭ = orden social que protege a los débiles.
- Ṣedeq = integridad personal y fidelidad a Dios.
“Corra el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo perenne.”
Amós 5,24
Enraizada en la alianza:
“Se te ha hecho saber, oh hombre, lo que es bueno… practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.”
Miqueas 6,8
Defensa del pobre y del oprimido:
“Aprended a hacer el bien, buscad la justicia, socorred al oprimido, defended al huérfano, proteged a la viuda.”
Isaías 1,17
Dios mismo es justo:
La justicia de Dios no es solo retributiva: es restauradora, busca redimir y renovar.
“El Señor es un Dios de justicia; dichosos los que esperan en Él.”
Isaías 30,18
Nuevo Testamento: la justicia como Reino de Dios
En el Nuevo Testamento, la justicia (dikaiosynē en griego) adquiere un sentido más interior y espiritual.
Justicia como rectitud ante Dios:
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.”
Mateo 5,6
Jesús cumple y transforma la justicia:
La verdadera justicia no es solo observancia de la ley, sino amor en acción, enraizado en la misericordia y el perdón.
Propone una justicia que supera la de los escribas y fariseos
(Mt 5,20)
La cruz revela la justicia divina:
La justicia de Dios se manifiesta no en el castigo, sino en la misericordia que restaura al pecador mediante Cristo.
“La justicia de Dios se ha manifestado… por la fe en Jesucristo.”
Romanos 3,21–22
Justicia como relación correcta:
La Iglesia primitiva vivió la justicia compartiendo los bienes, defendiendo a los pobres (Hch 2,44–45) y viviendo las bienaventuranzas.
Perspectiva teológica de la justicia
La justicia como virtud cardinal
En la teología clásica, perfeccionada por Santo Tomás de Aquino, la justicia es una de las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza).
La justicia ordena nuestras relaciones correctamente con:
- Dios (justicia religiosa)
- Los demás (justicia conmutativa y social)
- La comunidad y la creación (justicia distributiva y ecológica)
“La justicia es la voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo que le corresponde.”
S. Tomás, STh II–II, q.58
Justicia divina: el amor fiel y salvador de Dios
La justicia de Dios no destruye al pecador, sino que transforma su corazón. Por la gracia, restaura la relación correcta: la justificación.
En la cruz, la justicia y la misericordia divinas se encuentran: Dios es justo y, al mismo tiempo, justifica al pecador (Rm 3,26).
“La misericordia es la plenitud de la justicia.”
S. Tomás de Aquino
“La justicia y la paz se besan.”
Salmo 85,10
Justicia y Reino de Dios
La Iglesia, como sacramento de ese Reino, está llamada a hacer visible esa justicia a través de:
- la defensa de la dignidad humana
- la atención a los pobres
- la búsqueda de la paz
- el cuidado de la creación
Jesús inaugura el Reino de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo
(Rm 14,17)
La justicia escatológica
La justicia plena solo se realizará en el Reino de los cielos.
La esperanza cristiana nos impulsa a trabajar por la justicia aquí y ahora, confiando en la victoria final de Dios sobre el mal.
“Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.”
Mateo 6,33
El objetivo de la justicia bíblica es hacer presente el Reino de Dios en este mundo.
Jesús vino para que
“todos tengan vida y la tengan en abundancia”
(Jn 10,10)
Por eso, la justicia cristiana va más allá de la humana: es misericordia, relación recta y solidaridad con los pobres.
Vivir la justicia cristiana en la vida cotidiana
Para el cristiano, la justicia no es un ideal abstracto; es una forma concreta de vivir el Evangelio en relación con Dios, con los demás y con la creación.
Enraizar todo en la relación correcta con Dios
Cómo vivirlo:
- Comienza el día con oración y examen de conciencia.
¿Soy justo con Dios? ¿Le doy tiempo, confianza y obediencia?- Participa fielmente en la Eucaristía y en la Reconciliación.
- Deja que la Palabra de Dios forme tu conciencia, no la ideología ni la emoción.
Practicar la justicia con Dios significa ponerlo en el primer lugar de nuestras decisiones.
“Busquen primero el Reino de Dios y su justicia.”
Mateo 6,33
Ser justo en las relaciones con los demás
Cómo vivirlo:
- En casa: trata a tu familia con paciencia, honestidad y amabilidad.
- En el trabajo o en la parroquia: respeta la dignidad de todos; paga salarios justos; evita el favoritismo y la crítica destructiva.
- En la comunidad: defiende la verdad con caridad; escucha antes de juzgar.
- En los conflictos: busca la reconciliación, no la venganza.
La justicia no consiste en “tener razón”, sino en restaurar relaciones justas.
“Todo lo que quieran que los hombres hagan con ustedes, háganlo ustedes con ellos.”
Mateo 7,12
Practicar la justicia económica y social
Cómo vivirlo:
- Usa tus recursos responsablemente: paga tus deudas, evita el desperdicio y ayuda a los necesitados.
- Compra de manera ética y apoya a los productores locales.
- Contribuye a las obras parroquiales y de caridad, no como un favor, sino como un deber de amor.
- Defiende a los que no tienen voz: pobres, migrantes, no nacidos y ancianos.
La justicia se hace real cuando nuestros bienes sirven al amor.
“El obrero merece su salario.”
Lucas 10,7
“El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene.”
Lucas 3,11
Promover el bien común y la paz
Cómo vivirlo:
- Respeta las leyes que sirven al bien común y trabaja por cambiar las que oprimen.
- Participa responsablemente en la vida cívica y política.
- Tiende puentes entre personas de diferentes culturas o religiones.
- Cuida la creación — la justicia también es ecológica (cf. Laudato Si’).
La justicia cristiana construye comunión y armonía.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.”
Mateo 5,9
Dejar que la caridad complete la justicia
La justicia da a cada uno lo suyo; la caridad da más: amor que sana y perdona.
Sin amor, la justicia se vuelve fría y legalista.
Sin justicia, la caridad se vuelve sentimental.
Cómo vivirlo:
- Perdona a quienes te han herido — eso es justicia sobrenatural.
- Sirve sin esperar recompensa.
- Reconoce a Cristo en el pobre, en el solitario, en el difícil.
- Ora por quienes te persiguen (Mt 5,44).
La justicia sin misericordia está incompleta; la misericordia es el corazón de la justicia cristiana.
“La caridad va más allá de la justicia, pero nunca puede faltar la justicia.”
CDSI 206
Examen diario sobre la justicia
Cada noche, pregúntate:
- ¿He dado hoy a Dios lo que le corresponde?
- ¿He respetado la dignidad de los demás?
- ¿He sido justo, honesto y generoso?
- ¿Guardé silencio cuando debía defender a alguien?
- ¿Mis acciones promovieron la paz o la división?
Este examen forma la conciencia y purifica la voluntad.
¡Somos peregrinos de la esperanza!
¡Que viva la esperanza!