Peregrinos de la esperanza
año jubilar 2025
Serie semillas de esperanza
Semilla 32: La belleza de la ancianidad

Padre Reegan Soosai, CMF
Misionero Claretiano

La ancianidad no es una carga, sino una etapa sagrada llena de gracia, sabiduría y esperanza.

Ilustración de la semilla 32 de esperanza. Una mujer anciana sonríe mientras cuenta historias en un jardín lleno de luz, rodeada de niños y adultos, irradiando paz y sabiduría.
Audio Padre Reegan

Queridos peregrinos de Esperanza del año jubilar 2025!

Esta semana quisiera reflexionar sobre la gracia y la belleza de la ancianidad, una etapa preciosa de la vida que es semilla de esperanza.

En la segunda lectura de este domingo, encontramos a Pablo, un anciano encarcelado, pero aún así una voz poderosa de esperanza. Desde su celda, Pablo escribe a su amigo Filemón, en Colosas (cerca de Éfeso, en la actual Turquía), pidiéndole que reciba al esclavo fugitivo Onésimo no como siervo, sino como hermano en Cristo.

¡Qué acto tan poderoso de intercesión! Así es como los ancianos trabajan por las futuras generaciones: sembrando armonía, unidad y esperanza, incluso cuando sus fuerzas disminuyen.

Cuando escuchamos la palabra ancianidad, ¿qué viene a nuestra mente?

Quizá sabiduría, fe, perseverancia, trabajo arduo, paciencia, madurez, o una vida marcada por profundas experiencias.

Pero esta reflexión no es solo sobre quiénes son los ancianos, sino también sobre quiénes somos nosotros.

¿Qué tipo de anciano sueñas ser?
¿Cómo tratas a los ancianos en tu familia, en tu comunidad, en el mercado, o incluso en la calle?

Lamentablemente, en gran parte del mundo occidental, muchos ancianos viven en soledad, a menudo sin esperanza. Sin embargo, cuidarlos no es solo una obligación, sino un privilegio sagrado. Es una bendición hacer que nuestros mayores se sientan amados y en casa.

Pienso en mi propia vida y en cuánto me formaron los ancianos que me rodeaban:

- Recuerdo a mi tía abuela, que me inició en la fe cuando tenía ya 60 años.

- Recuerdo a mis abuelas, tanto por parte de padre como de madre, que me traían frutas y galletas, pero sobre todo me llenaban de amor durante mi infancia.

- Recuerdo a mi abuelo y a mis tíos enseñándome a pescar en el mar profundo.

- Recuerdo a los mayores de mi pueblo rezando por mí, saludándome con cariño, bendiciéndome con la señal de la cruz y dándome un beso en la barbilla cada vez que regresaba de vacaciones o participaba en celebraciones.

Estos recuerdos me recuerdan que la ancianidad no es una carga, sino un regalo: una etapa destinada a inspirar a los demás.

Recientemente he estado leyendo Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz. ¡Se los recomiendo mucho! Este libro habla de Okinawa, Japón, un lugar con el mayor número de centenarios en el mundo.

De hecho, hay cinco regiones que ostentan récords de longevidad: Okinawa (Japón), Cerdeña (Italia), Loma Linda (California), Península de Nicoya (Costa Rica) e Ikaria (Grecia).

Estas comunidades comparten hábitos sencillos y llenos de vida:

- Comer de manera saludable y equilibrada

- Levantarse temprano y vivir con propósito

- Practicar rituales diarios como cultivar jardines, bailar, orar y caminar

- Saludar a los vecinos, mantener vínculos y cultivar amistades

- Mantener una actitud positiva

- Vivir en armonía con la naturaleza

- Sonreír a menudo, mantenerse activo y abrazar el momento presente

- Reducir el tiempo frente a pantallas y descansar bien

Esto es lo que significa ancianidad:

No se trata solo de actividades, sino de actitudes hacia la vida. ¡Envejecer es una bendición!

Yo mismo espero con alegría este tiempo, confiando en que estará lleno de la gracia de Dios.

Uno de los momentos más especiales de mi ministerio es celebrar misas para los ancianos en sus residencias. Ellos me enseñan que una vejez llena de esperanza es posible y profundamente hermosa.

La Biblia está llena de hombres y mujeres mayores que se convirtieron en faros de fe y esperanza. Consideremos algunos ejemplos:

Ejemplos bíblicos de ancianos que inspiraron esperanza

1. Abrahán y Sara (Génesis 17–21)

- Abrahán tenía casi 100 años y Sara unos 90 cuando nació Isaac.

- Su maternidad y paternidad milagrosas mostraron que las promesas de Dios nunca caducan, inspirando a futuras generaciones.

2. Moisés (Éxodo–Deuteronomio)

- Tenía unos 80 años cuando Dios lo llamó a liberar a Israel de Egipto.

- Su liderazgo demostró que Dios puede usarnos con poder a cualquier edad.

3. Ana la Profetisa (Lucas 2:36–38)

- Una viuda anciana que vivía en oración en el Templo.

- Reconoció a Jesús como el Mesías y animó a quienes esperaban la redención.

4. Simeón (Lucas 2:25–32)

- Un hombre justo y piadoso que había recibido la promesa de ver al Mesías antes de morir.

- Su bendición sobre Jesús confirmó que la salvación había llegado a Israel.

5. Isabel y Zacarías (Lucas 1)

- Una pareja anciana bendecida con el nacimiento de Juan el Bautista.

- Su historia reveló la misericordia y fidelidad de Dios.

6. San Juan Evangelista

- La tradición sostiene que vivió hasta los 90 años, siendo el único Apóstol que murió de forma natural.

- Desde el exilio en Patmos, escribió el Apocalipsis, ofreciendo a los cristianos perseguidos una visión de esperanza y del triunfo final de Dios.

- Su evangelio y cartas, centrados en el amor, siguen fortaleciendo la fe hoy.

Más allá de las Escrituras, la historia está llena de ancianos que cambiaron el mundo:

Ciencia e Innovación

- Benjamin Franklin: Inventó los lentes bifocales y destacó en ciencia y diplomacia en sus 70 años.

- Leonardo da Vinci: Creó obras maestras en sus últimos años.

- Dian Fossey: Continuó su trabajo pionero de conservación en sus 50 y 60 años.

Arte y Literatura

- Miguel Ángel: Pintó El Juicio Final en la Capilla Sixtina en sus 70 años.

- Grandma Moses: Comenzó a pintar en sus 70 años y se convirtió en una artista famosa mundialmente.

- Toni Morrison: Ganó el Premio Nobel de Literatura y publicó obras influyentes en su madurez.

Liderazgo Social y Político

- Nelson Mandela: Se convirtió en presidente de Sudáfrica a los 75 años, tras décadas de sufrimiento y lucha.

- Wangari Maathai: Ganó el Premio Nobel de la Paz a los 64 años por su liderazgo ambiental.

- Ronald Reagan: Fue presidente de Estados Unidos entre los 69 y 77 años.

La ancianidad es un tesoro, rica en sabiduría, perspectiva y gracia.

Los ancianos llevan consigo historias de perseverancia, lecciones aprendidas en pruebas, y una profunda paciencia que solo el tiempo puede cultivar.

Ellos conectan el pasado, el presente y el futuro, manteniendo unidas a las familias y comunidades con su presencia y amor.

Cuidar de los ancianos no es solo un deber, es un acto sagrado. Escuchar sus historias es beber de un pozo de sabiduría; servirles es cultivar la dignidad de la humanidad.

Al honrar a nuestros mayores, construimos una sociedad fundamentada en la compasión, fortalecida por la experiencia y enriquecida por el amor.

Cada año, el último domingo de julio, celebramos a los abuelos y ancianos, día dedicado a los santos Joaquín y Ana, los abuelos de Jesús.

Renovemos en esa fecha nuestro compromiso de hacer que nuestros mayores se sientan vistos, valorados y amados.

Que Dios bendiga y fortalezca a todos nuestros ancianos, y que nosotros también sepamos abrazar la belleza de esta etapa sagrada de la vida cuando llegue a nosotros.
Amén.

¡Somos peregrinos de la esperanza!
¡Que viva la esperanza!

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