Trece martes a San Antonio:
una devoción que abre caminos

Durante trece martes consecutivos, miles de fieles se encomiendan a San Antonio de Padua pidiendo su ayuda en necesidades difíciles.

Índice

Inicio

Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,
Amén.

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío.
Por ser Tú quien eres, bondad infinita,
y porque te amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberte ofendido.
También me pesa porque puedes castigarme
con las penas del infierno.
Ayudado de tu divina gracia,
propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

Amén

Oración inicial

Postrado a vuestros pies,
oh amantísimo protector mío San Antonio,
os ofrezco el piadoso ejercicio
que voy a practicar en vuestro honor
durante trece martes consecutivos.

Os ruego que me acompañéis
con vuestra intercesión para que,
a ejemplo vuestro, alcance las virtudes
que meditaremos cada día y
que pueda obtener de Dios
las gracias que necesito.

Amén.

Martes 1: Caridad

¡Oh, llama de amor hacia Dios y el prójimo, San Antonio! Compadeceos de mi frialdad en el servicio de Dios y de mis hermanos, y alcanzadme la virtud de la caridad, con la cual pueda lograr todos los bienes temporales y eternos. Amén.

Reflexión

La caridad no es solo dar, es amar. Amar incluso cuando cuesta, cuando no hay recompensa ni reconocimiento.

San Antonio vivió una caridad encarnada: en su predicación, en su entrega a los pobres, en su ternura por los que sufrían. Pedir esta virtud es pedir un corazón nuevo, capaz de ver a Dios en los demás y de responder con gestos concretos.

Que este primer martes nos despierte del egoísmo y nos acerque al amor verdadero, ese que transforma la vida.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 2: Gozo espiritual

¡Oh, fidelísimo observador de los divinos preceptos y de la Regla Seráfica, San Antonio! Otorgadme el gozo espiritual en el cumplimiento de la voluntad de Dios, para que pueda vivir con alegría mi fe cristiana. Amén.

Reflexión

El gozo del que habla el Evangelio no depende de las circunstancias ni de los logros. Es una alegría profunda que nace del corazón cuando vivimos en la voluntad de Dios.

San Antonio encontró ese gozo incluso en medio de la pobreza, el cansancio y las dificultades. Hoy pedimos ese don que sostiene el alma: alegría en la fe, aún cuando tengamos dificultades.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 3: Paz

¡Oh, pacificador de los corazones y mensajero de la paz! Ayudadme a mantener la paz interior y a ser instrumento de reconciliación en mi familia y en mi entorno. Amén.

Reflexión

La paz no es ausencia de problemas, sino presencia de Dios en medio de ellos.

San Antonio, con su palabra serena y su vida entregada, sembraba paz donde había división, y calma donde reinaba el miedo. Que este martes nos ayude a reconocer dónde necesitamos paz interior y nos impulse a ser sembradores de reconciliación en nuestro entorno.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 4: Paciencia

¡Oh, siervo del Altísimo, paciente en las pruebas y firme en las dificultades! Alcanzadme la virtud de la paciencia para soportar con serenidad las contrariedades de la vida. Amén.

Reflexión

No siempre entendemos los tiempos de Dios. Esperar con fe, sin desesperar, es una forma de confiar.

San Antonio, en su entrega diaria, supo esperar, sufrir y perseverar con paciencia. Hoy le pedimos que nos ayude a no rendirnos ante las pruebas, y a aceptar con humildad lo que aún no llega.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 5: Longanimidad

¡Oh, abogado de los pobres y consuelo de los afligidos! Enamórame de la longanimidad, para que sea constante en el bien y generoso en el servicio a los demás. Amén.

Reflexión

La longanimidad es una forma profunda de paciencia: es el arte de esperar sin perder el ánimo, de seguir haciendo el bien aunque no veamos resultados inmediatos. Es amar con constancia, confiar sin rendirse, permanecer firmes en medio del cansancio.

San Antonio vivió así, con el alma grande, generosa, siempre dispuesta a servir. Que su ejemplo nos inspire a no desfallecer cuando la vida se vuelve difícil y a ser perseverantes en el amor.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 6: Bondad

¡Oh, bienhechor incansable de los necesitados! Infundid en mi corazón la bondad, para que pueda reflejar en mis obras el amor de Dios. Amén.

Reflexión

La bondad no es debilidad ni ingenuidad. Es una fuerza silenciosa que transforma el ambiente, que toca los corazones sin hacer ruido.

San Antonio fue un hombre bueno, profundamente bueno. Su bondad se reflejaba en cómo hablaba, cómo miraba, cómo ayudaba. Hoy pedimos esa bondad que brota del amor de Dios, para que nuestras acciones reflejen compasión y ternura donde haga falta.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 7: Benignidad

¡Oh, intercesor bondadoso y protector de los débiles! Alcanzadme una santa benignidad, para tratar a todos con dulzura y comprensión. Amén.

Reflexión

La benignidad es tratar a los demás con dulzura, con comprensión, incluso cuando no lo merecen. Es una delicadeza que nace del corazón y se nota en nuestras palabras, en nuestras actitudes, en nuestra forma de mirar.

San Antonio supo ser firme cuando debía corregir, pero siempre con benignidad. Que él nos enseñe a corregir sin herir, a hablar con respeto, a comprender en lugar de juzgar.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 8: Mansedumbre

¡Oh, humilde San Antonio, que supiste someterte a la voluntad de Dios con mansedumbre y humildad! Ayudadme a imitar vuestra mansedumbre en mis palabras y acciones. Amén.

Reflexión

La mansedumbre no es pasividad: es la fuerza que se deja guiar por Dios. Es tener dominio de uno mismo para no reaccionar con violencia, para no dejarse arrastrar por el orgullo.

San Antonio fue manso porque confió plenamente en la voluntad divina. Hoy le pedimos esa mansedumbre que nos hace fuertes en el amor y humildes ante la vida.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 9: Fe

¡Oh, defensor de la fe y predicador infatigable! Fortificad mi fe, para que viva plenamente confiado en las promesas de Cristo y en su misericordia. Amén.

Reflexión

La fe no es una teoría, es un acto de confianza. Es creer incluso cuando no vemos, avanzar aunque el camino sea incierto.

San Antonio fue predicador porque su fe era viva, firme, encarnada. Hoy pedimos una fe que no se quede en palabras, sino que dé forma a nuestras decisiones, a nuestra esperanza y a nuestra forma de vivir.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 10: Modestia

¡Oh, modelo de honestidad y pureza! Alcanzadme la modestia para que mi conducta sea reflejo de una vida interior en gracia de Dios. Amén.

Reflexión

La modestia es más que vestir con sencillez: es vivir con humildad, sin buscar llamar la atención, sin querer sobresalir. Es saber quiénes somos ante Dios y vivir desde ahí.

San Antonio fue un hombre sabio y admirado, pero nunca hizo alarde de ello. Que su ejemplo nos ayude a cultivar una vida interior profunda, donde lo importante no sea el reconocimiento, sino la gracia que llevamos dentro.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 11: Continencia

¡Oh, virginal amador de Jesús y María! Suplicad por mí para que viva con continencia, dominando mis pasiones y guiado por el Espíritu Santo. Amén.

Reflexión

La continencia es la capacidad de dominar nuestros deseos para vivir según el Espíritu. No se trata de reprimirnos, sino de ordenar lo que sentimos y queremos, para que nuestra libertad sea real.

San Antonio vivió con un corazón centrado en Dios, libre de pasiones desordenadas. Hoy pedimos ese mismo equilibrio interior, que nos ayude a vivir con serenidad, sin dejarnos arrastrar por lo que nos aleja del bien.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 12: Castidad

¡Oh, lirio de pureza, espejo de inocencia! Ayudadme a guardar la castidad del alma y del cuerpo para agradar a Dios en todo momento. Amén.

Reflexión

La castidad no es solo renuncia, es una forma hermosa de amar con pureza, sin poseer, sin usar, sin confundir amor con deseo. Es vivir el amor como lo vivió Cristo: libre, generoso y limpio.

San Antonio, reflejo de pureza y delicadeza, vivió una castidad que lo hizo transparente al amor de Dios. Que él nos ayude a cuidar nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestras relaciones, para vivir el amor de manera verdadera.

Oraciones finales para rezar cada martes

Martes 13: Frutos del Espíritu

¡Oh, árbol frondoso de virtudes y de frutos espirituales! Haced que en mi vida florezcan y maduren los frutos del Espíritu Santo para la gloria de Dios y el bien de los demás. Amén.

Reflexión

La vida cristiana se reconoce por sus frutos. Cuando el Espíritu Santo habita en nosotros, brotan actitudes nuevas: alegría, paz, bondad, dominio propio.

San Antonio fue como un árbol lleno de frutos, porque vivía unido a Dios. En este último martes, le pedimos que nuestra vida también dé fruto: que donde estemos, las personas encuentren consuelo, esperanza y luz.

Oraciones finales para cada martes

Padrenuestro

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R/
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

Avemaría

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R/
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

Gloria

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R/
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

Responsorio a San Antonio (atribuido a san Buenaventura)

Si buscas milagros, mira:
muerte y error desterrados,
miserias y demonios huidos,
leprosos y enfermos sanados.

El mar sosiega su ira,
redímanse encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.

Perecen males, se alejan
los peligros más airados,
díganlo los socorridos,
díganlo los paduanos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración final

Haced, oh Señor, que por intercesión de San Antonio, florezca en nuestras almas la caridad, la paz y todas las virtudes, para que, siguiendo su ejemplo, lleguemos un día a gozar de vuestra gloria en el cielo.

Amén.

En el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo,
Amén.

Letanías a San Antonio - opcional

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

Santa María, ruega por nosotros.
San Antonio de Padua, ruega por nosotros.
San Antonio, gloria de la Orden seráfica, ruega por nosotros.
San Antonio, predicador insigne del Evangelio, ruega por nosotros.
San Antonio, martillo de los herejes, ruega por nosotros.
San Antonio, arca del testamento, ruega por nosotros.
San Antonio, amigo del Niño Jesús, ruega por nosotros.
San Antonio, tesoro de la divina caridad, ruega por nosotros.
San Antonio, espejo de humildad, ruega por nosotros.
San Antonio, ejemplo de obediencia, ruega por nosotros.
San Antonio, lírio de virginidad, ruega por nosotros.
San Antonio, consolador de los afligidos, ruega por nosotros.
San Antonio, buscador de las cosas perdidas, ruega por nosotros.
San Antonio, protector de los pobres, ruega por nosotros.
San Antonio, terror de los demonios, ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

V. Ruega por nosotros, bienaventurado San Antonio.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oremos:
Oh Dios, que te dignaste glorificar a tu siervo San Antonio con innumerables milagros, concédenos que por su intercesión consigamos las gracias que te pedimos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Los Trece martes a San Antonio de Padua

La devoción de los Trece martes a San Antonio de Padua es una tradición que ha acompañado a los fieles durante siglos. Nació al recordar los innumerables milagros y gracias que Dios concede por intercesión del santo, especialmente cuando es invocado durante trece martes consecutivos.

Cada martes se dedica a meditar en una virtud concreta de la vida cristiana —como la humildad, la fe, la fortaleza o la esperanza— y se acompaña de oraciones que nos ayudan a crecer en santidad siguiendo el ejemplo de San Antonio. Esta práctica de los Trece martes a San Antonio no solo busca obtener favores espirituales o materiales, sino también fortalecer nuestra relación con Dios, inspirados por el testimonio de vida del santo franciscano.

Origen de los Trece martes a San Antonio

La tradición de los Trece martes a San Antonio de Padua tiene su raíz en la devoción popular hacia el santo, recordando los milagros y favores obtenidos por su intercesión. Para darle un marco espiritual más sólido, el Papa León XIII, mediante un breve fechado el 1 de marzo de 1898, concedió indulgencia plenaria a los fieles que, durante trece martes o domingos consecutivos, reciban los sacramentos y realicen con fe un acto de devoción en honor a San Antonio

Perseverar en los Trece martes a San Antonio

Al recorrer los Trece martes a San Antonio de Padua, cada oración se convierte en una semilla de fe que va creciendo en nuestro corazón. Aunque a veces la rutina o las dificultades puedan desanimarnos, perseverar hasta el último martes es un acto de confianza en Dios y de amor a este gran santo.

San Antonio nos enseña que la verdadera devoción no se mide solo por lo que pedimos, sino por la fidelidad con la que permanecemos en el camino de la oración. Al completar los Trece martes a San Antonio, habremos ofrecido al Señor un signo concreto de perseverancia y amor, seguros de que Él escucha siempre nuestras súplicas.

Otras formas de orar a San Antonio de Padua

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